DOMINGO 10 DE FEBRERO, ACOMPAÑANDO AL RIO EBRO POR LAS VEGAS Y SOTOS DE ALAGON Y SOBRADIEL.
Una preciosa y larga excursión -estuvimos en camino desde las 10h. hasta las 18 h. con descanso a mediodía para recuperar fuerzas- acompañando al Ebro en su devenir hacia la desembocadura.
Fuimos visitando sotos, tal como se ve en las fotografías de más adelante, donde apreciamos la salvaje naturaleza que el agua puede dar en forma de exhuberante vegetación , formas increíbles de recogerse el agua en forma de "madres" y de galachos pero sobre todo lo que más me gusta es el aspecto invernal con la bruma, los árboles sin hojas , el color plateado sobre el bosque de rivera que iluminaba y remarcaba el sol, la humedad reinante en el suelo, los tamarices enormes que se forman en la llanura de inundación, el cauce del río con el sonido relajante del agua y de vez en cuando una garza, avefrías y otras aves. El olor a humedad hace vibrar a otro de nuestros sentidos, las hojas descompuestas emanan un aroma agridulce difícil de olvidar. Francamente las excursiones invernales caminando al lado del río Ebro son quizás la nota poética de las salidas de ANSAR, son únicas y excepcionales y el espíritu se recarga para muchos días.
Una excursión muy cómoda, puesto que el territorio es llano y no hay elevaciones. Un territorio muy antropizado donde el agua, ya domesticada, crea grandes extensiones de vegas y de huertas, y por las cuales tuvimos que sortear muchas acequias. Pero si el paisaje se volvía homogéneo viendo a un lado y a otro huertas y más huertas, quedaba el recurso de mirar a los potentes farallones que se situaban a nuestro frente donde en su parte más elevada se situaba un castillo en ruinas-le da más melancolía a este paisaje invernal-y una bonita ermita pintada de blanco que nos prometieron visitar en la próxima salida al lado del río Ebro.
Vimos alguna cosa desagradable, como los vertidos del polígono industrial de Alagón, y como se nos cortaba el camino por la dichosa propiedad privada con perros amenazantes, pero bueno eso se olvida enseguida ante una excursión con mayúsculas que pudimos desarrollar gracias a los intensos preparativos de Juan Pablo, nuestro ex presidente Mariano Mérida gran conocedor de los sotos del río y cómo no a Miguel Angel nuestro secretario que tantos desvelos se toma con nosotros y que espero siga preparándonos otras salidas como éstas, en invierno, una vez superada la próxima de septiembre en la que tendremos la ocasión de cruzar el Ebro como lo hacían nuestros abuelos ¡qué ilusión! y subir a la ermita blanca antes citada.
Fuimos visitando sotos, tal como se ve en las fotografías de más adelante, donde apreciamos la salvaje naturaleza que el agua puede dar en forma de exhuberante vegetación , formas increíbles de recogerse el agua en forma de "madres" y de galachos pero sobre todo lo que más me gusta es el aspecto invernal con la bruma, los árboles sin hojas , el color plateado sobre el bosque de rivera que iluminaba y remarcaba el sol, la humedad reinante en el suelo, los tamarices enormes que se forman en la llanura de inundación, el cauce del río con el sonido relajante del agua y de vez en cuando una garza, avefrías y otras aves. El olor a humedad hace vibrar a otro de nuestros sentidos, las hojas descompuestas emanan un aroma agridulce difícil de olvidar. Francamente las excursiones invernales caminando al lado del río Ebro son quizás la nota poética de las salidas de ANSAR, son únicas y excepcionales y el espíritu se recarga para muchos días.
Una excursión muy cómoda, puesto que el territorio es llano y no hay elevaciones. Un territorio muy antropizado donde el agua, ya domesticada, crea grandes extensiones de vegas y de huertas, y por las cuales tuvimos que sortear muchas acequias. Pero si el paisaje se volvía homogéneo viendo a un lado y a otro huertas y más huertas, quedaba el recurso de mirar a los potentes farallones que se situaban a nuestro frente donde en su parte más elevada se situaba un castillo en ruinas-le da más melancolía a este paisaje invernal-y una bonita ermita pintada de blanco que nos prometieron visitar en la próxima salida al lado del río Ebro.
Vimos alguna cosa desagradable, como los vertidos del polígono industrial de Alagón, y como se nos cortaba el camino por la dichosa propiedad privada con perros amenazantes, pero bueno eso se olvida enseguida ante una excursión con mayúsculas que pudimos desarrollar gracias a los intensos preparativos de Juan Pablo, nuestro ex presidente Mariano Mérida gran conocedor de los sotos del río y cómo no a Miguel Angel nuestro secretario que tantos desvelos se toma con nosotros y que espero siga preparándonos otras salidas como éstas, en invierno, una vez superada la próxima de septiembre en la que tendremos la ocasión de cruzar el Ebro como lo hacían nuestros abuelos ¡qué ilusión! y subir a la ermita blanca antes citada.