EXCURSIÓN SIERRA DE ALCUBIERRE. RUTA ORWELL
22 de enero de 2012
En 1936 George Orwell decide viajar a España para trabajar como periodista, pero termina enrolándose en las milicias del POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista). Es enviado al frente de Aragón en la Sierra de Alcubierre y después a Huesca donde es herido. En Barcelona vive los sucesos de Mayo del 37 y se ve obligado a huir de España para evitar la persecución de los estalinistas. En 1938 escribe “Homenaje a Cataluña” donde relata sus vivencias de la Guerra Civil, entre ellas su estancia en la Sierra de Alcubierre.
Del libro Vestigios de la Guerra civil en Aragón (Zaragoza) de F. Martínez Baños
Empezamos la excursión visitando las trincheras recuperadas de la posición Orwell, situadas junto al puerto de Alcubierre donde se situaba el frente de guerra.
Monte Irazo. Loma Orwell
“En esta región de España las colinas tienen una formación curiosa, en forma de herradura, con cimas planas y laderas muy empinadas que descienden hacia inmensos barrancos. En los lugares más altos no crece nada, excepto brezos y arbustos achaparrados entre los que asoman los huesos blancos de la piedra caliza.” G. Orwell.
En Alcubierre pudimos ver la casa del bandido Cucaracha y realizamos un recorrido por los alrededores pudiendo observar, algún milano real, cernícalos, cogulladas y un zorro.
Observando un zorro cerca de Alcubierre
“Creo que nunca conocí un lugar donde hubiera tan pocos pájaros. Los únicos que vi en alguna ocasión fueron una especie de urraca, los pichones de perdices que nos sobresaltaban y, muy rara vez, los vuelos de algunas águilas que se desplazaban lentamente en lo alto, seguidas por disparos de fusil que no las inquietaban lo más mínimo.” G. Orwell
Volvimos al puerto de Alcubierre donde pudimos disfrutar de unas magníficas vistas del entorno. Un denso bosque de pino carrasco se desarrolla al pie de Puig Ladrón. La variedad de especies mediterráneas es importante, creciendo encinas, coscojas, labiérnago, lentisco, quejigos, arces de Montpellier etc.
Puig Ladrón
Mirador de Puig Ladrón
Puig Ladrón
“Nuestras búsquedas de leña nos transformaron en expertos botánicos. Clasificábamos, de acuerdo con sus posibilidades de combustión, las plantas que crecían en las laderas: las diversas clases de brezos y hierbas que servían para prender el fuego, pero ardían solo unos pocos minutos; el romero silvestre y los pequeños arbustos de retama que ardían cuando el fuego estaba ya bien encendido; el roble enano, más pequeño que un arbusto de grosellas y prácticamente incombustible” G. Orwell.
Comimos junto a las trincheras y cuevas de la zona nacional que permitían refugiarnos del fuerte cierzo.
“A veces soplaban vientos ululantes que nos arrancaban la gorra y nos hacían volar el cabello en todas direcciones, nieblas que se introducían en la trinchera como un líquido y parecían penetrar hasta los huesos; llovía con frecuencia, y un cuarto de hora de lluvia bastaba para que las condiciones se tornaran insoportables”. G. Orwell.
En las cuevas crecen unas curiosas formaciones de epsomita, un sulfato producido por la alteración de los yesos.
Unos 5 km. de andada nos permitieron recorrer los campos donde abundan las sabinas albares. Un águila real joven nos sorprendió volando sobre el pinar.
La jornada concluyó en el santuario de Magallón, en Leciñena, desde cuyo mirador pudimos disfrutar de una magnífica vista del Pirineo nevado, Sierra de Guara y todo el Valle del Ebro hasta el Moncayo.
“A lo lejos, los monstruosos picos de los Pirineos, donde la nieve nunca se derrite, parecían emerger sobre el vacío. Abajo, en la planicie, todo semejaba desnudo y muerto. Las colinas situadas frente a nosotros eran grises y arrugadas como la piel de los elefantes”. G. Orwell.
22 de enero de 2012
En 1936 George Orwell decide viajar a España para trabajar como periodista, pero termina enrolándose en las milicias del POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista). Es enviado al frente de Aragón en la Sierra de Alcubierre y después a Huesca donde es herido. En Barcelona vive los sucesos de Mayo del 37 y se ve obligado a huir de España para evitar la persecución de los estalinistas. En 1938 escribe “Homenaje a Cataluña” donde relata sus vivencias de la Guerra Civil, entre ellas su estancia en la Sierra de Alcubierre.
Del libro Vestigios de la Guerra civil en Aragón (Zaragoza) de F. Martínez Baños
Empezamos la excursión visitando las trincheras recuperadas de la posición Orwell, situadas junto al puerto de Alcubierre donde se situaba el frente de guerra.
Monte Irazo. Loma Orwell
“En esta región de España las colinas tienen una formación curiosa, en forma de herradura, con cimas planas y laderas muy empinadas que descienden hacia inmensos barrancos. En los lugares más altos no crece nada, excepto brezos y arbustos achaparrados entre los que asoman los huesos blancos de la piedra caliza.” G. Orwell.
En Alcubierre pudimos ver la casa del bandido Cucaracha y realizamos un recorrido por los alrededores pudiendo observar, algún milano real, cernícalos, cogulladas y un zorro.
Observando un zorro cerca de Alcubierre
“Creo que nunca conocí un lugar donde hubiera tan pocos pájaros. Los únicos que vi en alguna ocasión fueron una especie de urraca, los pichones de perdices que nos sobresaltaban y, muy rara vez, los vuelos de algunas águilas que se desplazaban lentamente en lo alto, seguidas por disparos de fusil que no las inquietaban lo más mínimo.” G. Orwell
Volvimos al puerto de Alcubierre donde pudimos disfrutar de unas magníficas vistas del entorno. Un denso bosque de pino carrasco se desarrolla al pie de Puig Ladrón. La variedad de especies mediterráneas es importante, creciendo encinas, coscojas, labiérnago, lentisco, quejigos, arces de Montpellier etc.
Puig Ladrón
Mirador de Puig Ladrón
Puig Ladrón
“Nuestras búsquedas de leña nos transformaron en expertos botánicos. Clasificábamos, de acuerdo con sus posibilidades de combustión, las plantas que crecían en las laderas: las diversas clases de brezos y hierbas que servían para prender el fuego, pero ardían solo unos pocos minutos; el romero silvestre y los pequeños arbustos de retama que ardían cuando el fuego estaba ya bien encendido; el roble enano, más pequeño que un arbusto de grosellas y prácticamente incombustible” G. Orwell.
Comimos junto a las trincheras y cuevas de la zona nacional que permitían refugiarnos del fuerte cierzo.
Trincheras de la zona nacional
“A veces soplaban vientos ululantes que nos arrancaban la gorra y nos hacían volar el cabello en todas direcciones, nieblas que se introducían en la trinchera como un líquido y parecían penetrar hasta los huesos; llovía con frecuencia, y un cuarto de hora de lluvia bastaba para que las condiciones se tornaran insoportables”. G. Orwell.
En las cuevas crecen unas curiosas formaciones de epsomita, un sulfato producido por la alteración de los yesos.
Unos 5 km. de andada nos permitieron recorrer los campos donde abundan las sabinas albares. Un águila real joven nos sorprendió volando sobre el pinar.
La jornada concluyó en el santuario de Magallón, en Leciñena, desde cuyo mirador pudimos disfrutar de una magnífica vista del Pirineo nevado, Sierra de Guara y todo el Valle del Ebro hasta el Moncayo.
“A lo lejos, los monstruosos picos de los Pirineos, donde la nieve nunca se derrite, parecían emerger sobre el vacío. Abajo, en la planicie, todo semejaba desnudo y muerto. Las colinas situadas frente a nosotros eran grises y arrugadas como la piel de los elefantes”. G. Orwell.
0 Comentarios:
Publicar un comentario
<< Home